No es cierto que de lo bueno únicamente se aprende. De lo malo también e incluso más en algunos casos.
De por sí decir malas experiencias no sé si es correcto porque si aprendimos algo… es mala?
Una experiencia puede dejarte una sensación de enojo, malestar, frustración, entre otras cosas más. Pero también puede dejarte algunos aprendizajes si estás dispuesto a verlo con humildad.
Claro que si uno lo mira desde el lado del propio ego, el otro siempre tiene el problema y nosotros somos las víctimas. Y puede que sí, que así lo sea, pero también hay una realidad en la que nosotros participamos.
Solo si se quiere aprender podrás aprender algo. De lo contrario te quedarás simplemente con la idea de que solo fue negativo y no sirvió para nada.
Esto es riesgoso porque corremos riesgo de volver a repetirlo.
Ambas partes se equivocan
Generalmente, cuando ocurren circunstancias en las que se genera un conflicto, las dos partes involucradas tienen errores.
Solo los necios pueden pensar que nunca se equivocan y yo no creo que vos lo seas. Por eso mismo, estás leyendo estas líneas.
El problema es que si uno busca tener la razón, casi que nos estamos forzando a no ver la parte mala de nosotros. Y no digo que esto lo tengas que hacer en el mismo momento, para nada.
Pueden pasar días, semanas e incluso meses o años de ese momento, pero con que en algún momento nos paremos a preguntar y decir: «mmm, me parece que en esto me equivoqué o quizás dije algo que no quise, etc.»
Simplemente con ese pequeño gesto ya estamos siendo mejor que nuestra versión de nosotros pasada. ¿Por qué? Porque esa versión nuestra de pasado no tuvo la posibilidad, no pudo o no se dio cuenta de esto. Quizás por falta de ganas o simplemente porque no tenía los elementos necesarios para hacerlo.
Lo que importa es el hecho en sí. Cuestionar si lo que hicimos estuvo bien ya es un acto de grandeza. Puede que volvamos a reforzar lo que hicimos o no.
Los NO que no dijimos
El «NO» es un límite necesario que no siempre ponemos. Es un freno que te permite pausar el recorrido y evitar lo que puede llegar a ser un conflicto mayor.
Decir que NO es mucho más difícil. Requiere de mayor seguridad, templanza y estar tranquilo. Porque por lo general, cada NO que nosotros ponemos puede generar cierta molestia en el otro.
Tal vez reflexionando te des cuenta de que te faltó decir un NO a tiempo o al revés.
¿Qué queda después de una mala experiencia?
En definitiva pueden quedar algo o no puede quedar nada. Puede quedar enojo solamente o una enseñanza, un aprendizaje.
Solo que no todos están dispuestos a verlo, a verse o a cuestionarse a sí mismo.
Y vos… ¿Estás dispuesto?



